Querida Mujer Faro,
¿Cómo estás? Espero que te encuentres bien y que, en medio de la vorágine del día a día, te estés permitiendo pausar para verte a vos misma y todo lo que sos.
Hoy quiero hablarte de algo muy poderoso que me ha costado muchísimo aprender: festejar los logros.
No te voy a mentir, durante mucho tiempo me sentí pequeña, insegura y no me permitía reconocer mis propios avances. Aún cuando había logrado tantas cosas, siempre pensaba que no era suficiente, que no valía, que me faltaba algo…
Recuerdo claramente cuando escribí mi primer libro, "Tu palabra, tu poder". A pesar de que las palabras salían desde lo más profundo de mi ser, me costaba muchísimo decir en voz alta: "Soy escritora". Sentía que no tenía el título, la validación externa, y eso me hacía pensar que no era merecedora de llamarme así. ¿Te pasó alguna vez algo parecido?
Con el tiempo me di cuenta de que las palabras que nos decimos son las que definen cómo nos sentimos y cómo vivimos. Cada vez que me decía “no soy suficiente”, estaba limitando mi capacidad de brillar. En cambio, cuando empecé a decirme “merezco lo que sueño” , todo cambió. Esa simple afirmación comenzó a transformar no solo mi mirada sobre mí misma, sino también la manera en que mi entorno me percibía.
Merecemos lo que soñamos, porque nuestros sueños son reflejo de nuestra esencia, de quienes realmente somos. Y cuando nos permitimos brillar, cuando honramos nuestros logros, no solo nos empoderamos a nosotras mismas, sino que también inspiramos a quienes nos rodean.
Hoy te invito a que pares por un momento y pienses en todo lo que has logrado, en los pequeños y grandes pasos que has dado. ¡Celebralos!. Festejá todo aquello que te ha traído hasta aquí, y permitite soñar en grande, porque cada logro es una muestra de lo mucho que podés alcanzar.
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No estás sola en este camino, ¡estamos juntas en esto! Y te aseguro que cuando te das permiso de brillar, honrás tu vida y todo lo que sos. Porque sí, querida, mereces cada uno de tus sueños.
Gracias por estar, por seguir caminando este camino de sanación y poder juntas. Te abrazo con el corazón.
Con amor,
Kari